Richard
Ordoñez Uribe | Revista SOMOS CR
Ana
María, es la cuarta -y única mujer- de los seis hijos del matrimonio Cañas
Murillo. En la actualidad, solamente ella labora en la empresa, en el área de Gerencia
de Proyectos. Además, estudia Ingeniería Civil y proyecta graduarse en menos de
dos años. Según las propias palabras de su padre, Rafael Cañas Ruiz, “Ana María
será su sucesora a mediano plazo”.
Socialmente,
Ana María marca la diferencia. Ya que estudia una carrera que casi en su
totalidad está integrada por hombres. Esto, lejos de intimidarla, le brinda
mucha confianza para continuar no solo preparándose profesionalmente, sino para
contribuir de la mejor manera en la empresa familiar.
“En
muchas ocasiones soy la única mujer en las clases de la universidad. A mí me
encanta la posibilidad de que las demás personas puedan entender que ser mujer
u hombre no marca ninguna diferencia en nuestro desempeño profesional. Creo que
he sido muy afortunada por esta oportunidad, pero también tengo que decir que
nunca he tenido que vivir ningún episodio de discriminación alguna y eso que
convivo a diario con hombres principalmente en las construcciones”, comentó.
Ana
María indica que la única diferencia real entre ambos géneros, en lo que
respecta a este ámbito en específico, es en la parte física. Comenta que por
más que ha intentado levantar un saco de cemento de 50 kilos, no lo ha logrado,
aún. Pero se prepara físicamente, ya que esto se ha convertido en un reto
personal.
Aunque
su preparación profesional inicial es en Educación Especial, la vida la impulsó
a tomar la decisión de tomar un camino diferente y entrar a la empresa
familiar. Y seguidamente, comenzar a estudiar una nueva carrera, con la
diferencia de que esta vez prepara y ejerce a la vez.
“Aun
falta mucho, porque por ejemplo, si uno lee la lista de ingenieros
especialistas en estructuras, no hay ninguna mujer. En mi experiencia, en el
día a día, vamos por un camino que me da mucha tranquilidad porque las mujeres
venimos abriendo camino en especialidades que anteriormente no era común
vernos. Debemos continuar en este proceso de reconocimiento de potenciales sin
importar el género”, concluyó Ana María.
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