lunes, 26 de octubre de 2020

10 ideas para humanizar la educación virtual

Luis Alonso Arrieta 
CR Actualidad.com 

Durante los últimos meses hemos tenido que repensar nuestros espacios de aprendizaje para adaptarnos a esta nueva realidad. En este proceso, un grave error en el que podríamos caer con la virtualidad es pretender brindar “clases magistrales” como si estuviéramos en el aula. Esto no solo resulta monótono y cansado para los estudiantes, sino que va en contra de todos lo que las neurociencias nos indican sobre el proceso de aprendizaje. 



Falco y Kuz (2016), por ejemplo, nos explican que el aprendizaje se da por medio de la búsqueda de significado, el cual se obtiene cuando la información que recibo me parece llamativa e importante, para lo cual, las emociones juegan un papel importante. 

Por ese motivo, a continuación, quiero compartir con ustedes 10 ideas que, desde mi experiencia, me han ayudado a humanizar mis procesos de aprendizaje y generar mayor empatía y disfrute con mis estudiantes: 

Nuestros estudiantes están pasando por lo mismo: Así como nosotros y nosotras como docentes tuvimos que adaptarnos a este cambio, los estudiantes también. No todos contaban con los recursos o la experiencia con el uso de tecnologías para el aprendizaje y no podemos asumir que “ya traen el chip incorporado”. Tengamos empatía y respeto por su propio proceso de adaptación 


El espacio físico es importante: Puede sonar como una contradicción hablar del espacio físico al referirnos a educación virtual, sin embargo, debemos recordar que tanto nuestros estudiantes como nosotros tuvimos que readaptar espacios en nuestros hogares para brindar clases en línea. En muchos casos, nuestros estudiantes no cuentan con la posibilidad de contar con espacios separados para sus clases, sino que deben participar desde el comedor o la sala de su casa, lo que implica que pueden tener mayores distracciones externas que debemos entender y tomar en consideración. Así mismo, en la medida de lo posible debemos buscar espacios que cuenten con buena iluminación y ventilación y que les permiten al menos un grado mínimo de movilidad. 

Usemos la cámara: Parte fundamental de nuestra comunicación se basa en nuestro lenguaje corporal, nuestros gestos, nuestro tono de voz y cómo estos complementan lo que decimos. Cuando estemos dando clases, mantengamos en la medida de lo posible nuestra cámara encendida y solicitemos que nuestros estudiantes hagan lo mismo. Es viéndonos a los ojos como podemos generar esa empatía y conexión con otras personas. 

Promovamos la interacción: En lugar de estar hablando 2 horas seguidas, sedamos el control de los espacios de aprendizaje a nuestros estudiantes: generemos espacios de diálogo o debate sobre las temáticas que estamos trabajando, que las y los estudiantes cuenten como relacionan el tema con sus vivencias cotidianas o incluso lanzando preguntas “en vivo” a través de plataformas como Mentimeter o Polleverywhere, de manera que mantengamos al grupo “enganchado”. 

Incentivemos la colaboración: Las Tecnologías de la Relación, la Información y la comunicación (TRICs) nos permiten generar espacios de aprendizaje “en red” es decir, donde podemos aprender de y con otras personas, de manera colaborativa. En este sentido, generar equipos de trabajo en TEAMS o Zoom , o desarrollar pizarras colaborativas con Padlet, son buenas estrategias para que equipo pueda construir o reflexionar sobre un tema y que puedan escuchar las ideas e inquietudes del resto de la clase. 

Podemos aprovechar los espacios “asincrónicos”: No todas las personas aprendemos al mismo tiempo y de la misma manera, y la tecnología nos ayuda a generar espacios donde cada persona tenga mayor disponibilidad para realizar sus actividades. Las TRICs nos dan la posibilidad de generar espacios “asincrónicos”, es decir, espacios de aprendizaje que no se dan “en tiempo real” sino que podemos planificar actividades para que cada estudiante las pueda realizar a su propio ritmo. De esta manera, evitamos caer en el error de creer que los procesos de aprendizaje virtuales deben ser el enviar mucha tarea y “guías de estudio” para que las y los estudiantes aprendan. 

Brindemos espacios para la convivencia: Siempre es importante saber cómo se sienten nuestros estudiantes y dar espacio para que comenten cómo están lidiando con esta situación. Estos espacios empáticos nos ayudan a conectar con nuestros estudiantes y que sientan nuestra cercanía aún en medio de la virtualidad. 


Desarrollemos espacios lúdicos: La lúdica, por definición, hace referencia al juego, el entretenimiento o la diversión. De esa manera, hablar de lúdica es hablar de disfrute y gozo, lo cual es indispensable para el aprendizaje. Utilizar juegos en clase no solo atrae la atención de las y los estudiantes, sino que les involucra activamente del proceso. 

Brindemos realimentación: ¡El enviar un comunicado con las tareas que hay que hacer durante la semana no es realimentación! Una parte fundamental del aprendizaje es saber mis espacios de mejora, e incluso mis aciertos y logros. De esta manera, aunque las calificaciones son una forma de realimentación, no deberían ser la única. Dar comentarios positivos, recomendaciones de mejora a cada estudiante y comunicarnos de manera constante con ellos y ellas, nos ayuda a fortalecer esa conexión con cada uno de ellos. 

Compartamos nuestras experiencias: Finalmente, debemos recordar que es normal sentirnos abrumados, estresados o cansados en medio de este proceso de adaptación a la “nueva normalidad”. No debemos saberlo todo, pero si debemos generar esas redes de apoyo que nos puedan ayudar. Como mencionan Castañedo y Adell (2013) debemos aprender a desarrollar nuestra “red personal de aprendizaje”, es decir esas conexiones con gente que nos ayude a aprender y crecer. Compartir nuestras experiencias con otras personas, pedirles realimentación y consejo es parte de humanizar nuestra práctica docente. 

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