lunes, 10 de diciembre de 2018

Cambio climático y revolución tecnológica: Retos de la Educación Superior actual


Richard Ordoñez | Revista SOMOS CR

En el año 1992 se firmó la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo con el propósito de implementar la Agenda 21 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Para Eduard Müller, Rector de la Universidad para la Cooperación Internacional (UCI), la implementación de estos planes requiere de procesos transdisciplinarios y no reduccionistas, es decir, unir diferentes disciplinas para la atención de temas urgentes y complejos de índole global como la pobreza y el cambio climático.


Para Müller, generar acciones como el uso de vehículos eléctricos se puede entender como una solución al problema del cambio climático. Sin embargo, indica, es solo una parte del trabajo que se tiene que realizar.

“La descarbonización, se tiene que trabajar partiendo de la premisa que el dióxido de carbono que está en la atmósfera se tiene que llevar al suelo. Desde la creación de UCI, hemos incorporado la importancia del pensamiento holístico como el camino a la resolución de problemas de gran magnitud como el cambio climático, esto independientemente del enfoque del plan que puede ser incluso en áreas de derecho tributario, asesoría fiscal, entre otros.”, indicó.

Con base en la información suministrada por la UCI, estudios realizados por organizaciones internacionales indican que el límite de la sostenibilidad del planeta se cruzó entre los años 1987 y 1988. Además, para mantener a la totalidad de la humanidad funcionando, se requieren actualmente 1.7 planetas. En otras palabras, el planeta está consumiendo en 12 meses lo que demora 18 en producir. La solución es, entonces, la implementación de esfuerzos regenerativos.

“Hace 12 años no se podía encontrar información sobre esfuerzos regenerativos, hoy en Google abunda información sobre organizaciones que están llevado a cabo estas iniciativas. Como mencioné antes, la visión actual es reduccionista, muy especializada según profesión. Para los que trabajan en cambio climático, la ganadería es una de las mayores culpables del cambio climático por la producción de metano en el proceso de digestión de la vaca, ese metano calienta mucho la atmósfera. La ciencia holística tiene claro que la ganadería va a salvar a la humanidad si se maneja bien; es una bomba de carbono que cada vez que el animal se come el pasto, se libera una cantidad de biomasa similar en las raíces y a medida que vuelve a crecer, se generan raíces nuevas de varios metros de profundidad llevando consigo grandes cantidades de carbono”, comentó.

Müller explica que existe una metodología llamada Límites Planetarios que se publicó en el 2009 y luego se actualizó en el 2015. En este estudio se determinó que la utilización de fertilizantes y la pérdida de diversidad biológica están afectando a la sociedad humana de tal forma que podrían desprendernos del planeta antes que el mismo cambio climático. Las investigaciones indican que cerca de las dos terceras partes de los ecosistemas terrestres ya no están funcionando para brindar los servicios que deberían porque sus niveles de biodiversidad están por debajo del mínimo necesario.



“De seguir esta tendencia, para cuando se haga la evaluación global en el 2020, habremos perdido dos terceras partes de la población de vertebrados y 75% de los insectos que son los encargados de la polinización de cultivos. Pero seguimos pensando que los pesticidas son necesarios. Todo esto está terminando con lo que se denomina espacio seguro para la humanidad. A esto hay que sumarle el derretimiento de los polos que ocasiona una elevación en el nivel del mar pero también una gran liberación de metano que deteriora hasta 86 veces más rápido el planeta que el mismo CO2. Recientemente, el Sr. Antonio Guterrez, Secretario General de la ONU, indicó que solo tenemos una tercera parte de las ofertas necesarias de países para mantener el control del cambio climático. Pero esto es en papel, no en implementación”, indicó Müller.

Ante la pregunta de cómo resolver esta situación desde la educación superior, don Eduard responde: “Seguimos formando profesionales que fomentan el uso de los agroquímicos. En Cuba se produce 180 toneladas por hectárea por año, sin químicos. Entonces, en UCI nos hemos metido a liderar este proceso con la implementación de un Centro de Desarrollo Regenerativo con cuatro sedes de desarrollo regional como Osa, Savegre, Nicoya y la Biosfera Agua y Paz en el norte del país, donde estamos comenzando a implementar estrategias holísticas de desarrollo que implican unir lo ecológico en función de ecosistemas y biodiversidad, con el ser humano en la esfera social, económica, política, cultural y espiritual. Todo integradamente sobre el territorio, por eso hablamos de la necesidad de procesos transdisciplinarios”.

La propuesta que UCI lidera es que todo el territorio, independientemente de su actividad, sea ecológica y socialmente funcional. El colapso planetario es un proceso que se está gestando en este momento y bajo ese entendido es que se requiere de una formación integral de los nuevos profesionales capaces de acoplar distintas disciplinas y áreas de acción en su especialidad, todo esto enmarcado en la necesidad de la regeneración del planeta.

“Hemos realizado estudios para desarrollar agricultura orgánica de alta calidad en zonas como Nicoya para que no tengan que trasladar los productos que necesitan desde el Valle Central. Este proceso sería completamente amigable con el medio ambiente en todas sus etapas. Queremos convertir a Costa Rica en un ejemplo a nivel global y comenzaremos pronto con 15.000 kilómetros cuadrados”, indicó.

Académicamente, UCI está trabajando en incorporar los seis ejes (biodiversidad, sociedad, economía, política, cultura y espiritualidad) en sus programas de estudio. “Administración de Proyectos” de la UCI es la única Maestría a nivel global que incluye el tema de desarrollo regenerativo. Esta maestría está acreditada y reacreditada por el Project Management Institute. La UCI trabaja en la actualidad con más de 20 organizaciones líderes a nivel mundial como el Capital Institute, Savory Institute, ONU, UNESCO, entre otras.

“En marzo del 2019 vamos a graduar 20 ganaderos para desarrollar proyectos de Ganadería Regenerativa. A partir de esto, queremos graduar de 300 a 500 ganaderos por año. Por otro lado, se dice que la agricultura orgánica es muy cara y eso no es cierto, el costo es muy similar. Tenemos que ponernos a pensar cuánto invierte el país en cáncer partiendo del hecho de que los tóxicos que consumimos son de los motivantes principales que desatan la enfermedad. Con este tipo de agricultura se disminuyen enfermedades como cáncer, déficit atencional, entre muchos otros padecimientos”, comentó Müller.

La cuarta revolución industrial
La cuarta revolución industrial, o la revolución tecnológica, es el siguiente reto que la educación tiene que contemplar. Desde el ingreso de vehículos autónomos que cambiará la dinámica del entorno empresarial en transporte público, salud, seguros, mecánica, entre otros encadenamientos. En el campo de la medicina, por ejemplo, hay computadoras con la habilidad de comparar imágenes tomográficas con más de 300 millones de imágenes en fracción de segundos, algo que un médico es incapaz de realizar.

“El cambio en el medio ambiente, la robotización, la inteligencia artificial, la destrucción de ecosistemas y de los ciclos de producción de alimentos son sólo algunos de los procesos que los profesionales de hoy y del futuro van a tener que aceptar. ¿Cómo se enfrenta eso? Con resiliencia, que es la capacidad de adaptarse, de comprender nuevos entornos y se seguir adelante aprendiendo cosas nuevas. El mundo va a cambiar una vez que se propague el uso de las criptomonedas, o cuando el nuevo internet en el que cada uno maneja sus propios datos entre en funcionamiento. Esto va a sustituir mucha acción humana y las universidades tienen que ver ese panorama”, citó Müller.

“La enseñanza universitaria ya no debe ser la reproducción de conocimientos que hay en un libro. Hoy toda la información está en internet. El profesor universitario debería ser un facilitador de información que brinde las herramientas para saber discernir qué es útil y qué no. Solo en el 2016 se produjeron más datos que en toda la historia previa. No ha habido nunca tanta movilidad de conocimiento, pero lo que hemos perdido es la habilidad de convertirlo en sabiduría. Sabemos de qué vamos a morir ¿por qué no reaccionamos? Tenemos que entender el desarrollo cultural histórico para poder preparar estudiantes que enfrenten procesos disruptivos y colapsados. Tenemos que generar carreras diferentes, integrales y holísticas”, concluyó.

1 comentario:

  1. Parece una utopía cuando sabes que es casi imposible mantener un monocultivo sin agroquímicos. El problema no es que los estudiantes fomenten el uso de agroquímicos, sino que actualmente los dueños de grandes empresas se enfocan más en rendimientos que en preservación del ambiente. Hay todo un trabajo conjunto con el uso de certificaciones ya que éstas obligan a las empresas a cumplir con estandares minimos de calidad de los productos de consumo.
    Se debe establecer contacto gobernamental para regular el establecimiento de monocultivos y seguirles muy de cerca su actuar. El SFE apenas y puede detectar residuos de agroquímicos en productos de exportación, mientras que los Ticos tenemos poca o nula información del paquete tecnológico que se utilizó en un alimento o producto fresco que vamos a consumir.

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