Richard Ordoñez | Revista SOMOS CR
En el año 1992 se firmó la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el
Desarrollo con el propósito de implementar la Agenda 21 de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU). Para Eduard Müller, Rector de la Universidad
para la Cooperación Internacional (UCI), la implementación de estos planes
requiere de procesos transdisciplinarios y no reduccionistas, es decir, unir
diferentes disciplinas para la atención de temas urgentes y complejos de índole
global como la pobreza y el cambio climático.
Para Müller, generar acciones como el uso de
vehículos eléctricos se puede entender como una solución al problema del cambio
climático. Sin embargo, indica, es solo una parte del trabajo que se tiene que
realizar.
“La descarbonización, se tiene que trabajar
partiendo de la premisa que el dióxido de carbono que está en la atmósfera se
tiene que llevar al suelo. Desde la creación de UCI, hemos incorporado la
importancia del pensamiento holístico como el camino a la resolución de problemas
de gran magnitud como el cambio climático, esto independientemente del enfoque del
plan que puede ser incluso en áreas de derecho tributario, asesoría fiscal,
entre otros.”, indicó.
Con base en la información suministrada por la
UCI, estudios realizados por organizaciones internacionales indican que el
límite de la sostenibilidad del planeta se cruzó entre los años 1987 y 1988.
Además, para mantener a la totalidad de la humanidad funcionando, se requieren actualmente
1.7 planetas. En otras palabras, el planeta está consumiendo en 12 meses lo que
demora 18 en producir. La solución es, entonces, la implementación de esfuerzos
regenerativos.
“Hace 12 años no se podía encontrar
información sobre esfuerzos regenerativos, hoy en Google abunda información sobre
organizaciones que están llevado a cabo estas iniciativas. Como mencioné antes,
la visión actual es reduccionista, muy especializada según profesión. Para los
que trabajan en cambio climático, la ganadería es una de las mayores culpables
del cambio climático por la producción de metano en el proceso de digestión de
la vaca, ese metano calienta mucho la atmósfera. La ciencia holística tiene
claro que la ganadería va a salvar a la humanidad si se maneja bien; es una
bomba de carbono que cada vez que el animal se come el pasto, se libera una
cantidad de biomasa similar en las raíces y a medida que vuelve a crecer, se generan
raíces nuevas de varios metros de profundidad llevando consigo grandes
cantidades de carbono”, comentó.
Müller explica que existe una metodología
llamada Límites Planetarios que se publicó en el 2009 y luego se actualizó en
el 2015. En este estudio se determinó que la utilización de fertilizantes y la
pérdida de diversidad biológica están afectando a la sociedad humana de tal
forma que podrían desprendernos del planeta antes que el mismo cambio
climático. Las investigaciones indican que cerca de las dos terceras partes de
los ecosistemas terrestres ya no están funcionando para brindar los servicios
que deberían porque sus niveles de biodiversidad están por debajo del mínimo
necesario.
“De seguir esta tendencia, para cuando se haga
la evaluación global en el 2020, habremos perdido dos terceras partes de la
población de vertebrados y 75% de los insectos que son los encargados de la
polinización de cultivos. Pero seguimos pensando que los pesticidas son
necesarios. Todo esto está terminando con lo que se denomina espacio seguro
para la humanidad. A esto hay que sumarle el derretimiento de los polos que
ocasiona una elevación en el nivel del mar pero también una gran liberación de
metano que deteriora hasta 86 veces más rápido el planeta que el mismo CO2. Recientemente,
el Sr. Antonio Guterrez, Secretario General de la ONU, indicó que solo tenemos
una tercera parte de las ofertas necesarias de países para mantener el control
del cambio climático. Pero esto es en papel, no en implementación”, indicó
Müller.
Ante la pregunta de cómo resolver esta
situación desde la educación superior, don Eduard responde: “Seguimos formando
profesionales que fomentan el uso de los agroquímicos. En Cuba se produce 180
toneladas por hectárea por año, sin químicos. Entonces, en UCI nos hemos metido
a liderar este proceso con la implementación de un Centro de Desarrollo
Regenerativo con cuatro sedes de desarrollo regional como Osa, Savegre, Nicoya
y la Biosfera Agua y Paz en el norte del país, donde estamos comenzando a
implementar estrategias holísticas de desarrollo que implican unir lo ecológico
en función de ecosistemas y biodiversidad, con el ser humano en la esfera
social, económica, política, cultural y espiritual. Todo integradamente sobre
el territorio, por eso hablamos de la necesidad de procesos
transdisciplinarios”.
La propuesta que UCI lidera es que todo el
territorio, independientemente de su actividad, sea ecológica y socialmente
funcional. El colapso planetario es un proceso que se está gestando en este
momento y bajo ese entendido es que se requiere de una formación integral de
los nuevos profesionales capaces de acoplar distintas disciplinas y áreas de
acción en su especialidad, todo esto enmarcado en la necesidad de la regeneración
del planeta.
“Hemos realizado estudios para desarrollar
agricultura orgánica de alta calidad en zonas como Nicoya para que no tengan
que trasladar los productos que necesitan desde el Valle Central. Este proceso
sería completamente amigable con el medio ambiente en todas sus etapas.
Queremos convertir a Costa Rica en un ejemplo a nivel global y comenzaremos
pronto con 15.000 kilómetros cuadrados”, indicó.
Académicamente, UCI está trabajando en
incorporar los seis ejes (biodiversidad, sociedad, economía, política, cultura
y espiritualidad) en sus programas de estudio. “Administración de Proyectos” de
la UCI es la única Maestría a nivel global que incluye el tema de desarrollo
regenerativo. Esta maestría está acreditada y reacreditada por el Project Management
Institute. La UCI trabaja en la actualidad con más de 20 organizaciones líderes
a nivel mundial como el Capital Institute, Savory Institute, ONU, UNESCO, entre
otras.
“En marzo del 2019 vamos a graduar 20
ganaderos para desarrollar proyectos de Ganadería Regenerativa. A partir de
esto, queremos graduar de 300 a 500 ganaderos por año. Por otro lado, se dice
que la agricultura orgánica es muy cara y eso no es cierto, el costo es muy
similar. Tenemos que ponernos a pensar cuánto invierte el país en cáncer partiendo
del hecho de que los tóxicos que consumimos son de los motivantes principales
que desatan la enfermedad. Con este tipo de agricultura se disminuyen enfermedades
como cáncer, déficit atencional, entre muchos otros padecimientos”, comentó
Müller.
La cuarta
revolución industrial
La cuarta revolución industrial, o la revolución
tecnológica, es el siguiente reto que la educación tiene que contemplar. Desde
el ingreso de vehículos autónomos que cambiará la dinámica del entorno
empresarial en transporte público, salud, seguros, mecánica, entre otros
encadenamientos. En el campo de la medicina, por ejemplo, hay computadoras con
la habilidad de comparar imágenes tomográficas con más de 300 millones de
imágenes en fracción de segundos, algo que un médico es incapaz de realizar.
“El cambio en el medio ambiente, la
robotización, la inteligencia artificial, la destrucción de ecosistemas y de
los ciclos de producción de alimentos son sólo algunos de los procesos que los
profesionales de hoy y del futuro van a tener que aceptar. ¿Cómo se enfrenta
eso? Con resiliencia, que es la capacidad de adaptarse, de comprender nuevos
entornos y se seguir adelante aprendiendo cosas nuevas. El mundo va a cambiar
una vez que se propague el uso de las criptomonedas, o cuando el nuevo internet
en el que cada uno maneja sus propios datos entre en funcionamiento. Esto va a
sustituir mucha acción humana y las universidades tienen que ver ese panorama”,
citó Müller.
“La enseñanza universitaria ya no debe ser la
reproducción de conocimientos que hay en un libro. Hoy toda la información está
en internet. El profesor universitario debería ser un facilitador de
información que brinde las herramientas para saber discernir qué es útil y qué
no. Solo en el 2016 se produjeron más datos que en toda la historia previa. No
ha habido nunca tanta movilidad de conocimiento, pero lo que hemos perdido es la
habilidad de convertirlo en sabiduría. Sabemos de qué vamos a morir ¿por qué no
reaccionamos? Tenemos que entender el desarrollo cultural histórico para poder
preparar estudiantes que enfrenten procesos disruptivos y colapsados. Tenemos
que generar carreras diferentes, integrales y holísticas”, concluyó.
Parece una utopía cuando sabes que es casi imposible mantener un monocultivo sin agroquímicos. El problema no es que los estudiantes fomenten el uso de agroquímicos, sino que actualmente los dueños de grandes empresas se enfocan más en rendimientos que en preservación del ambiente. Hay todo un trabajo conjunto con el uso de certificaciones ya que éstas obligan a las empresas a cumplir con estandares minimos de calidad de los productos de consumo.
ResponderEliminarSe debe establecer contacto gobernamental para regular el establecimiento de monocultivos y seguirles muy de cerca su actuar. El SFE apenas y puede detectar residuos de agroquímicos en productos de exportación, mientras que los Ticos tenemos poca o nula información del paquete tecnológico que se utilizó en un alimento o producto fresco que vamos a consumir.