viernes, 22 de marzo de 2019

“El gasto excesivo de agua en unos va a ser el faltante de otros”, Manuel Salas Pereira, Gerente General del AYA


Richard Ordoñez | Revista SOMOS CR

En el 2010, las Naciones Unidas reconocieron que “el derecho al agua potable y el saneamiento es un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos”. Por derecho humano al agua se entiende el derecho de toda persona, sin discriminación, a disponer de agua suficiente, segura, aceptable, accesible y asequible para uso personal y doméstico, y comprende el agua para el consumo, el saneamiento, la preparación de alimentos y la higiene personal y doméstica.

Manuel Salas Pereira, Gerente General 
del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AYA)

El 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, por lo que conversamos con el Sr. Manuel Salas Pereira, Gerente General del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AYA), sobre este tema y las acciones realizadas por la institución en el marco de sus 58 años.

En el marco del Día Mundial del Agua a celebrarse en el mes de marzo, ¿cuál es el estado actual del recurso hídrico para Costa Rica?
Este año estamos enfrentando nuevamente el Fenómeno del Niño. Como sabemos, este es un fenómeno de escala global y una característica importante es que un ciclo de este tipo que se daba cada siete años, ahora se está presentando cada tres años. A pesar de que el pronóstico no es tan severo como el anterior a nivel de disminución de precipitaciones, lo que lo hace particularmente difícil esta vez es que se está repitiendo muy pronto y se estima que la afectación se estará dando de forma más repartida en todo el territorio nacional  en lo que se refiere a la afectación del agua.

Hace tres años nosotros teníamos mucha agua en el Caribe y poca en el Pacífico. Eso significaba que los problemas que teníamos que enfrentar estaban solo en una zona. Ahora estamos ante una afectación más pareja. En este momento tenemos problemas de precipitación en la región Huetar Norte y disminución de precipitación en todo el Caribe. Los estudios nos dicen que, de lo calculado inicialmente, tenemos 25% menos de lluvias. Desde el punto de vista del AYA, el problema es más generalizado.  Hemos tenido que llevar agua en camiones cisterna a muchos sectores en el Caribe.

En el Gran Área Metropolitana, donde están colocados la mayor cantidad de servicios, hemos tenido un impacto de hasta un 15% de la población, un aproximado de 114.000 habitantes afectados en diversas zonas como las Nubes de Coronado, San Jerónimo, el Llano de Alajuelita, Tres Ríos, San Juan de Dios de Desamparados, entre otros.

Nosotros hablamos de tres tipos de afectaciones. La afectación alta es de más de 12 horas sin servicio de agua, entre 6 y 12 horas es afectación media, y por debajo de 6 horas es afectación baja. En todos los casos, las familias siempre tienen agua por lapsos, lo que les permite almacenar lo que necesitan, pero esto no deja de generar incomodidades. Este no es un problema de infraestructura sino de falta de precipitación.


¿Qué está sucediendo en el caso de La Carpio en donde hubo protestas recientemente?
En este caso se mezclan dos factores. El primero es la falta de agua y el segundo son las conexiones ilegales que algunas familias han realizado. En este sector tuvimos un aumento de población de 10.000 habitantes a 30.000 en muy poco tiempo y muchas de las construcciones que se realizan son ilegales, es decir, sin los permisos correspondientes. Hay gente que está debidamente conectada y paga, pero hay otros que no y son la mayoría. En todo caso, el problema no es el pago, el problema está en las conexiones ilegales que no nos permite controlar el estado de nuestras redes.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para el 2030 se espera un cambio climático importante y si en este momento no se toman medidas concretas en conservación del medio ambiente. ¿Cómo visualizan ustedes esta situación a futuro en el marco del trabajo que realiza la Institución?
Recientemente recibí una información del Banco Mundial que indica que, en términos globales, el 0,5% del agua del planeta es segura para consumo humano. Además, dos de cada cinco personas sufren de escases de agua y 263 millones de personas invierten más de 30 minutos en ir a buscar agua. Por mucho tiempo, se pensó que Costa Rica estaba al margen de esa realidad y no es así. Usted puede  ver hoy gente haciendo fila con ollas y baldes en la Zona Atlántica para recoger agua de un camión cisterna. Por otro lado, las aguas que uno podía beber de un manantial o de pozos naturales ya están escaseando. Hay pozos en Guanacaste y en la Zona Atlántica que tienen hierro, manganeso, aluminio, arsénico y otros elementos que hacen que el líquido no sea potable.


 Otro tema es la expansión agrícola y la expansión urbana. Tenemos sectores de captación de agua que están siendo rodeadas por urbanizaciones y eso tiene un enorme riesgo porque el río se pude contaminar con cualquier cosa. Imagínese, por ejemplo, que se haga un cambio de aceite y se bote el desperdicio por el caño, todo eso llega al río casi que directamente. Entonces enfrentamos dos problemas. Por un lado la reducción del entorno verde que protege nuestros puntos de captación de agua y por otro lado, pozos con agua no apta para el consumo humano.

El país no administra sus cuencas hidrográficas como una única unidad de gestión, sino que hay una fragmentación política que impide una correcta gestión de cuencas. Otro elemento para analizar en esta situación es que en el país existe el AYA, 29 municipalidades, 1.500 ASADAS y la Empresa de Servicio Públicos de Heredia (ESPH). Tenemos alrededor de 1.600 administradores de acueductos, este es otro elemento de dispersión.


¿Cuáles serían entonces las acciones concretas que se podrían tomar para garantizar el acceso al líquido en el futuro?
De cara a un cambio climático irreversible, el país tiene que tomar decisiones urgentes por eso es que hemos insistido mucho en la Ley de Aguas. Es necesario que se modernice el marco legal y para que se apruebe otro proyecto de ley que nos permita tener acceso a zonas que tienen un nivel de protección boscosa y así capturar el agua en esos sectores. Al estar estas zonas protegidas, sabemos que no habrá más construcción, pero en la actualidad no podemos hacerlo porque no podemos tener estructuras permanentes en zonas forestales protegidas. A largo plazo tenemos que desarrollar grandes proyectos para abastecimiento de agua. Los proyectos pequeños son paliativos y útiles pero no son la solución.

¿Habría algún impacto ecológico al ingresar en estas zonas boscosas?
Hay un impacto ecológico en la construcción de las estructuras. Sin embargo, cuando esté completo, al AYA le va a interesar que esa fuente natural permanezca. Para esto, la Institución tiene programas de restitución de árboles, programas forestales y demás proyectos que compensan el impacto natural de las obras. Estos proyectos estarían orientados en la captación de agua. Con la rapidez con que la naturaleza se regenera, no habría mayor afectación.


¿Cuáles son las medidas que una familia promedio puede tomar para contribuir a la protección del agua?
Las familias tienen que ponerse de acuerdo en cuánto líquido van a consumir revisando la cantidad de metros cúbicos mes a mes. Cada familia debe estudiar los cuidados básicos del uso del agua en labores cotidianas (cocina, lavado de ropa, lavado de vehículo, riego de plantas, etc) para determinar en qué acciones es que están desperdiciando este valioso recurso. Dentro del uso del agua hay acciones que pueden ser muy sencillas como por ejemplo el momento del baño. Una práctica correcta es tener el tubo cerrado cuando la persona se está jabonando y abrirlo solo para enjuagarse.

Hay artefactos que ayudan a reducir el agua. Hay grifería que mezcla aire y agua cuando se abre el tubo, ahorrando hasta 30% menos de agua. Por otro lado, la revisión constante de fugas es muy importante para una detección temprana.


Este no es un tema de costos porque en realidad el agua es un servicio muy barato. Hay familias en las que se paga mucho más por tener planes con distintos operadores celulares. Este es un tema de protección del agua, que es un recurso escaso. Si sumamos los pequeños esfuerzos de miles de familias, tenemos un gran impacto favorable. Imagínese que en este momento tenemos un déficit de 15%, y si cada familia ahorrara el 10% de su consumo, el déficit sería de solo 5%. El gasto excesivo de agua va a ser el faltante de otros.

¿Cuáles son los proyectos más importantes que están desarrollando?
Tenemos proyectos de gran escala. Uno que terminamos hace poco es el Proyecto de Trancas, Sardinal - El Coco y Nimboyores que es toda la zona costera de Santa Cruz en Guanacaste. Estos tres proyectos juntos nos permiten aportar un caudal de 350 litros por segundo. Sin embargo, vamos a hacer una expansión en Nimboyores de 120 litros por segundo. 


Otro proyecto que estamos por comenzar es uno de 1.500 litros por segundo en Limón, este proyecto es casi tan grande como el de Orosi que produce alrededor de 2.000 litros por segundo. En este momento estamos completando el acueducto integrado de Limón Sur, solo faltan unas interconexiones. Del mismo modo, estamos terminando una planta de tratamiento en este acueducto y acabamos de inaugurar un tanque de 10.000 metros cúbicos. En Pococí tenemos un proyecto muy importante para aportar 150 litros por segundo a corto o mediano plazo. Hay más proyectos en esa zona como en Matina, Guácimo y otros sectores que también son muy prioritarios para esta administración.

En la Región Chorotega tenemos proyectos en Cañas y Liberia, además de los proyectos mencionados anteriormente en la zona costera de Santa Cruz. Por su parte, en la Región Brunca, tenemos trabajos importantes en el acueducto de Pérez Zeledón, Ciudad Cortés y la ampliación y mejoramiento del acueducto en Palmar Norte.

En San José estamos trabajando con el proyecto Orosi II o Quinta Ampliación del Acueducto Metropolitano. Con esta ampliación llegaríamos a los 2.500 litros por segundo. En cuanto a este último proyecto, estamos a la espera de que se termine el estudio de impacto ambiental para iniciar obras. Queremos incorporar al menos tres pozos más en la zona norte del Gran Área Metropolitana. Hay una enorme cantidad de proyectos más pequeños.


¿Cuál es el estimado en inversión realizada recientemente?
En los últimos cuatro años hemos invertido aproximadamente 274 mil millones de colones entre todos los proyectos. Estos montos triplican la inversión realizada en los cuatro años anteriores. Tenemos en este momento 129 proyectos en diferentes etapas de ejecución.

Pese a todo este esfuerzo y la infraestructura con la que contamos, nada podemos hacer si no hay agua en las fuentes. Ante esto, hay que ampliar los criterios de protección frenando la expansión urbana en zonas no convenientes y definiendo las áreas de recarga para proteger el recurso hídrico. Una segunda medida es que el uso del agua para consumo sea prioritario. En tercera instancia, hay que frenar la ilegalidad como por ejemplo el caso de El Coco – Sardinal en donde generamos 70 litros por segundo, pero si se hace el recuento de los pozos ilegales en la zona, supera por mucho lo que generamos.


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