viernes, 24 de mayo de 2019

El HNN cumple 55 años brindando atención de primer mundo y mucha esperanza


Relato sobre la construcción del Hospital Nacional de Niños Dr. Carlos Sáenz Herrera



A raíz de la epidemia de poliomielitis que azotó el país en el año 1954, el sistema hospitalario de aquel entonces afrontó graves problemas médico-administrativos que motivaron al Dr. Carlos Sáenz Herrera a pensar en la idea de construir una nueva Consulta Externa y remodelar las salas de encamados del Hospital San Juan de Dios. A partir de ese año, el Dr. Sáenz se dedicó a propalar la idea y a captar fondos para realizarla.

Con la ayuda del Punto Cuarto del Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública se obtuvo el apoyo del Arq. Peter Pfisterer, arquitecto hospitalario de gran experiencia, el cual realizó el programa de necesidades y una estimación preliminar del costo. Al ver que el costo era más alto, que lo programado y que no solucionaban del todo los problemas y que las distancias a otros centros de apoyo, el Dr. Sáenz, decidió que lo mejor era construir un hospital completamente nuevo.

Foto cortesía del HNN

Un grupo de personas honorables dedicaron todo su empeño en levantar los fondos para financiar las nuevas instalaciones. Así fue como mediante una campaña en la prensa y radio (no había TV), se logró  captar una suma superior a un millón de colones de aquella época como primer financiamiento para la construcción del Hospital Nacional de Niños, obteniendo una respuesta entusiasta y efectiva de los costarricenses.

El 1⁰ de junio de 1954, en acto especial organizado al efecto, el Dr. Carlos Sáenz Herrera, Presidente del Comité Pro-Construcción del Hospital Nacional de Niños, hizo entrega a la Junta de Protección Social de San José de un cheque por la suma de ¢1.037.970.10 y un pagaré de ¢50.000 depositados en el Banco Nacional de Costa Rica.

La Junta de Protección Social de San José destinó para la construcción del Hospital Nacional de Niños un terreno disponible en la esquina de la calle 20 sur con el Paseo Colón, mismo donde se encuentra actualmente el centro médico

El programa de necesidades sirvió de base para la ejecución de los planos constructivos básicos, los cuales fueron revisados en diciembre de 1954 por Técnicos de la División de Facilidades Hospitalarias del Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos. El 2 de mayo de 1957, el Dr. Sáenz hace entrega a los personeros de la Junta de Protección Social de San José de los planos y especificaciones del futuro hospital.

Por la valiosa información aportada por el Ing. Charles S. Pineo, Director del Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública y miembro del Comité Ejecutivo Pro-Hospital de Niños, se hicieron gestiones ante el Gobierno de Costa Rica y éste, a su vez solicitó al Gobierno de los Estados Unidos un préstamo por $2.000.000 (dos millones de dólares) del fondo establecido por la Ley de Seguridad Mutua de 1956 para promover el desarrollo económico de América Latina. El 5 de abril de 1957 se recibió la grata noticia de una respuesta afirmativa. La ayuda del Sr. Robert F. Woodward , Embajador de los Estados Unidos en San José, fue decisiva en la obtención de ese crédito, así como también lo fue la responsabilidad y compresión con que asumieron este importante compromiso económico los Poderes de la República: Ejecutivo y Legislativo.

Otra fuente de financiación fueron las famosas Ferias de las Flores, ferias que se llevaban a cabo una vez al año  con el auspicio de Embajadas de muchos países, las cuales financiaban e importaban con sus exoneraciones diplomáticas, quesos, vinos, licores, dulces, chocolates, juguetes, etc., los cuales vendían al público y la recaudación íntegra iba para el fondo Pro-Hospital Nacional de Niños. Estas ferias se realizaron por varios años y llegaron a recaudar importantes sumas, todo por esta noble causa.

Después de casi tres largos años de ardua labor, se llegó al final de esta magna obra, todo un reto para esos años. ¿Héroes, conquistas, honor, orgullo, fuerza, valentía? Sí todo eso y mucho más. Una hazaña es siempre un hecho que perdura en la memoria colectiva; un logro sin precedentes, que muchas veces puede sorprender o mirarse inesperado. Las hazañas nunca son hechos vacíos, se alimentan a través del tiempo y fortalecen la esperanza en el presente.

Costa Rica miró una generación de conquistadores orgullosos de patriotismo, valientes hidalgos de la salud. Sáenz Herrera, Ortíz Brenes, Loría Cortés son solo algunos apellidos que harán de la palabra “hazaña” un hecho pleno, concreto y real.

Información cortesía del HNN Dr. Carlos Sáenz Herrera

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