Relato
sobre la construcción del Hospital Nacional de Niños Dr. Carlos Sáenz Herrera
A raíz de la epidemia de poliomielitis que
azotó el país en el año 1954, el sistema hospitalario de aquel entonces afrontó
graves problemas médico-administrativos que motivaron al Dr. Carlos Sáenz
Herrera a pensar en la idea de construir una nueva Consulta Externa y remodelar
las salas de encamados del Hospital San Juan de Dios. A partir de ese año, el
Dr. Sáenz se dedicó a propalar la idea y a captar fondos para realizarla.
Con la ayuda del Punto Cuarto del Servicio
Cooperativo Interamericano de Salud Pública se obtuvo el apoyo del Arq. Peter
Pfisterer, arquitecto hospitalario de gran experiencia, el cual realizó el
programa de necesidades y una estimación preliminar del costo. Al ver que el
costo era más alto, que lo programado y que no solucionaban del todo los
problemas y que las distancias a otros centros de apoyo, el Dr. Sáenz, decidió
que lo mejor era construir un hospital completamente nuevo.
Un grupo de personas honorables dedicaron todo
su empeño en levantar los fondos para financiar las nuevas instalaciones. Así
fue como mediante una campaña en la prensa y radio (no había TV), se logró captar una suma superior a un millón de
colones de aquella época como primer financiamiento para la construcción del
Hospital Nacional de Niños, obteniendo una respuesta entusiasta y efectiva de
los costarricenses.
El 1⁰ de junio de 1954, en acto especial
organizado al efecto, el Dr. Carlos Sáenz Herrera, Presidente del Comité
Pro-Construcción del Hospital Nacional de Niños, hizo entrega a la Junta de
Protección Social de San José de un cheque por la suma de ¢1.037.970.10 y un
pagaré de ¢50.000 depositados en el Banco Nacional de Costa Rica.
La Junta de Protección Social de San José
destinó para la construcción del Hospital Nacional de Niños un terreno
disponible en la esquina de la calle 20 sur con el Paseo Colón, mismo donde se
encuentra actualmente el centro médico
El programa de necesidades sirvió de base para
la ejecución de los planos constructivos básicos, los cuales fueron revisados
en diciembre de 1954 por Técnicos de la División de Facilidades Hospitalarias
del Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos. El 2 de mayo de 1957, el
Dr. Sáenz hace entrega a los personeros de la Junta de Protección Social de San
José de los planos y especificaciones del futuro hospital.
Por la valiosa información aportada por el
Ing. Charles S. Pineo, Director del Servicio Cooperativo Interamericano de
Salud Pública y miembro del Comité Ejecutivo Pro-Hospital de Niños, se hicieron
gestiones ante el Gobierno de Costa Rica y éste, a su vez solicitó al Gobierno
de los Estados Unidos un préstamo por $2.000.000 (dos millones de dólares) del
fondo establecido por la Ley de Seguridad Mutua de 1956 para promover el
desarrollo económico de América Latina. El 5 de abril de 1957 se recibió la
grata noticia de una respuesta afirmativa. La ayuda del Sr. Robert F. Woodward
, Embajador de los Estados Unidos en San José, fue decisiva en la obtención de
ese crédito, así como también lo fue la responsabilidad y compresión con que
asumieron este importante compromiso económico los Poderes de la República:
Ejecutivo y Legislativo.
Otra fuente de financiación fueron las famosas
Ferias de las Flores, ferias que se llevaban a cabo una vez al año con el auspicio de Embajadas de muchos países,
las cuales financiaban e importaban con sus exoneraciones diplomáticas, quesos,
vinos, licores, dulces, chocolates, juguetes, etc., los cuales vendían al
público y la recaudación íntegra iba para el fondo Pro-Hospital Nacional de
Niños. Estas ferias se realizaron por varios años y llegaron a recaudar
importantes sumas, todo por esta noble causa.
Después de
casi tres largos años de ardua labor, se llegó al final de esta magna obra,
todo un reto para esos años. ¿Héroes, conquistas, honor, orgullo, fuerza,
valentía? Sí todo eso y mucho más. Una hazaña es siempre un hecho que perdura
en la memoria colectiva; un logro sin precedentes, que muchas veces puede
sorprender o mirarse inesperado. Las hazañas nunca son hechos vacíos, se
alimentan a través del tiempo y fortalecen la esperanza en el presente.
Costa Rica
miró una generación de conquistadores orgullosos de patriotismo, valientes
hidalgos de la salud. Sáenz Herrera, Ortíz Brenes, Loría Cortés son solo
algunos apellidos que harán de la palabra “hazaña” un hecho pleno, concreto y
real.
Información
cortesía del HNN Dr. Carlos Sáenz Herrera
No hay comentarios:
Publicar un comentario