lunes, 14 de octubre de 2019

¿Tiene relación el cáncer de mama con el tratamiento de reemplazo hormonal?


Dra. Laly Brickler Calderón
Ginecóloga y Obstetra

Dentro de los avances que la ciencia médica nos brinda, en el abordaje investigativo sobre algunas patologías específicas, se arrojan datos muy importantes sobre las posibles implicaciones que podrían tener algunos tratamientos. Del mismo modo, estas investigaciones sirven para entender que lo que no se confirma en su proceso, no tiene que asumirse como una posibilidad real de que suceda. Esta es la situación que se da al vincular el Tratamiento de Reemplazo Hormonal (TRH) en las mujeres, con el cáncer de mama.


Hace aproximadamente 27 años se conformó un gran grupo de estudio para realizar investigaciones complejas con el fin de desarrollar publicaciones sobre estrategias de prevención de las enfermedades más frecuentes entre mujeres en edades postmenopáusicas. Se desarrollaron centros clínicos dedicados a realizar ensayos y estudios observacionales.  La idea era enfocarse en la prevención, primero por medio de una dieta baja en grasa para prevenir el cáncer de mama, el cáncer colorectal y la enfermedad coronaria. Luego se planteó el uso del TRH, pensando que podría tener el potencial de reducir enfermedades coronarias y cardiovasculares en general y así disminuir las incidencias de fracturas, pero con un aumento en el riesgo de desarrollar cáncer de mama como posible efecto adverso. En sí, el objetivo era evaluar el riesgo versus beneficio de cada componente. 

El uso del TRH tenía como objetivo que el componente estrogénico bajara el riesgo de la enfermedad coronaria y fracturas relacionadas con osteoporosis. Pero debido a que las mujeres con útero tenían que utilizar el componente hormonal de la progesterona para contrarrestar los efectos a nivel endometrial del estrógeno, para así evitar el desarrollo de cáncer de endometrio, se cuestionaba si tenía el mismo efecto protector con la progesterona agregada.  El hecho de relacionar la llegada de la menopausia, con el riesgo de padecer enfermedad coronaria, fue reconocido durante la década de los 80´s. La menopausia tiene efectos sobre el perfil lipídico que aumenta desfavorablemente el metabolismo de la mujer al igual que aumenta la ganancia y la distribución de la grasa corporal que conlleva a un aumento en la presión arterial y otros riesgos cardiovasculares. El estrógeno estabiliza la densidad mineral, es decir, reduce la cantidad de fracturas entre mujeres postmenopáusicas, y su uso en el TRH está aprobado para prevención y tratamiento de la osteoporosis.


Según datos de la Women’s Health Initiative (WHI), en su primer estudio estadístico sobre el uso de TRH en mujeres de control, obtuvieron un cálculo de probabilidad de desarrollar cáncer de mama de un 4.56 (x 100). En los casos de mujeres con intervención con TRH, obtuvieron un cálculo de probabilidad de desarrollar cáncer de mama un 5.58 (x100).

En décadas previas, los médicos de Estados Unidos y Europa habían recibido muchos mensajes contradictorios y negativos con respecto a la seguridad del uso del TRH.  El potencial efecto adverso que mayormente genera preocupación es la posibilidad del riesgo aumentado de desarrollar cáncer de mama con el uso prolongado de estrógenos.  Los estudios realizados en estos años han demostrado una elevación modesta y consistente con respecto al riesgo de tener cáncer de mama y el tiempo de uso de estrógenos.  Aunado a esto, una mayor probabilidad de desarrollar cáncer de mama al utilizar progesterona a la vez. Sin embargo, en esta época la información y las fuentes parecían presentar inconsistencias.  

Por su naturaleza, el estudio de la WHI ha sido uno de los estudios más complejos que se ha desarrollado.  El estudio investiga varias enfermedades y se diseñó con múltiples componentes tanto a nivel de ensayo como a nivel observacional. Un grupo de investigación tan grande enfrenta continuamente obstáculos entre participantes y también a nivel de lograr una comunicación rápida y eficaz. Una gran cantidad de criterios sobre los beneficios y los riesgos en el uso del TRH han estado presentes durante los últimos 45 años. En este tiempo, se ha evolucionado en la escogencia de preparaciones y dosis del TRH. El incremento del uso del TRH y lo complejo que puede ser tomar la decisión de iniciar el tratamiento y continuarlo, ha sido motivo de un fuerte debate, tanto así como para llevar a cabo un estudio de tamaño suficiente y duración adecuada para valorar detallada y cuidadosamente los verdaderos beneficios y riesgos de uso implementación.

Diez años después de la publicación del primer reporte del WHI, una disminución substancial en el uso del TRH se ha observado a nivel mundial. El estudio llevó a que muchas mujeres decidieran no utilizar el TRH o buscar tratamientos alternativos con menor eficacia. Esto justamente para evitar el riesgo de padecer una patología como el cáncer de mama.

Actualmente, muchas publicaciones científicas y en la misma prensa se ha enfatizado en el riesgo relativo de desarrollar cáncer de mama por el uso del TRH, pero no se ha indicado un riesgo excesivo de adquirirlo.  Desde el reporte original de la WHI, se han identificado nuevos factores de riesgo para padecer cáncer. Aquí es donde se tiene que valorar la información actual sobre el riesgo excesivo demostrado hoy día, con el riesgo relativo o absoluto. Una perspectiva balanceada de riesgo excesivo determinado por datos actuales sugiere que los beneficios del TRH para la calidad de vida de la paciente, puede aumentar los posibles riesgos de tener cáncer de mama en el manejo de síntomas y otras comorbilidades que se pueden dar en etapas postmenopáusicas.
  
Hay evidencia de  mujeres que han usado anticonceptivos toda su vida y además se sometieron al uso de TRH, pero nunca desarrollaron cáncer de mama. Aun así, algunas mujeres han quedado con la duda y, para evitar riesgos, deciden no entrar en un proceso de sustitución hormonal, sin tomar en cuenta los verdaderos riesgos en los que se podría incurrir con esta decisión.

Entonces, ¿por qué es importante llevar a cabo un proceso de cambio hormonal cuando la mujer llega a la menopausia? En este proceso, según la situación de la paciente, se aplican estrógenos y progesterona. El beneficio principal de este proceso es que ayuda a prevenir serios padecimientos en un futuro no muy lejano como osteoporosis, enfermedades del corazón, enfermedades cognitivas como es el Alzheimer, entre otros.

Se ha demostrado que hay una mayor incidencia de este tipo de enfermedades en mujeres mayores de 50 años que no utilizaron  sustitución hormonal al momento e incluso unos años antes de experimentar la menopausia. En este punto es muy importante mencionar que el momento de llevar a cabo este procedimiento debe ser muy específico ya que el provecho del tratamiento se pierde si se realiza años después de la menopausia donde ya se ha desarrollado daños. 

El TRH únicamente no se recomienda en mujeres que han tenido cáncer de mama previamente o que tienen antecedentes familiares de primer grado de consanguinidad. En este caso aplican también las mismas contraindicaciones de los métodos anticonceptivos, como son enfermedades tromboembólicas, como trombofilias, enfermedad cardiovascular ya existente con alteración en su perfil de lípidos, una hipertensión arterial descontrolada entre otros. Del mismo modo, es importante añadir y puntualizar que no existe ningún estudio que pueda vincular directamente la aparición de cáncer de mama en mujeres que usan algún tipo de anticonceptivo.

Mi recomendación es que si la paciente no presenta ninguna contraindicación como las que previamente se han mencionado, yo personalmente recomendaría utilizar el tratamiento de reemplazo hormonal. La incidencia de muertes por accidentes cardiovasculares en mujeres después de los 50 años es muy elevada y esto sucede, en gran medida por la perdida en la protección cardiovascular que nos proporciona los estrógenos al igual que nos da protección a nivel cognitivo y óseo.

Principios elementales básicos de prevención y diagnóstico
Para abordar este tema, es importante mencionar algunas consideraciones importantes sobre el cáncer de mama. Lo primero es que si una paciente se realiza un autoexamen de mama y detecta algún tipo de bulto, esto no significa necesariamente que exista cáncer. Aun así, los profesionales en medicina siempre vamos a partir del hecho de que existe una posibilidad y nos enfocaremos en descartar la enfermedad como primera opción. Para el análisis, vamos a tomar en cuenta la edad de la paciente, los antecedentes familiares que pudiera tener y otros factores de riesgo específicos. Muchas mujeres que sientan algún tipo de abultamiento o cuerpo extraño en el autoexamen de mama especialmente menores de 40 años no deben entrar en pánico porque la gran mayoría no llegan a ser cáncer de mama, ni tampoco se puede dejar así sin consultar al ginecólogo por lo menos anualmente para una revisión en general. 

Existen varias lesiones benignas que se pueden presentar en las mamas como quistes benignos o fibroadenomas que no tienen relación con cáncer de mama. Estas son masas que en algunas pacientes incluso jóvenes de 25 años se pueden presentar de manera recurrente y se pueden retirar con una pequeña intervención. Aun así, una vez estudiada en conjunto la paciente con su ginecólogo se debe de valorar que tanto una lesión benigna puede resultar molesta ya que puede aparecer de forma repetitiva y llegar hasta tener la mama con cicatrices múltiples por sus constantes retiros. Estas lesiones aparecen con mayor frecuencia en mujeres jóvenes que están saliendo de la adolescencia y que pueden rondar los 30 años. Depende mucho si la mama es muy fibrosa con patrón fibroquístico –tendencia a generar fibromas, por lo que no se descarta que se presenta también en pacientes de edad más avanzada.

En general, se recomienda que las revisiones para detectar eventuales escenarios de cáncer de mama, si fuese necesario, inicien antes de los 40 años con ultrasonido y a partir de los 40 años con mamografía y si es una mama fibrosa se debe complementar con un ultrasonido. Esto lo definimos en consulta valorando la fibrosidad de la mama y con la evaluación radiológica que se hace a la hora de que el especialista en radiología hace el reporte.

Sin embargo, cuando hay antecedentes familiares, el procedimiento cambia de acuerdo a la situación específica de la paciente. Por ejemplo, se recomienda hacer el primer ultrasonido con o sin mamografía tomando como referencia de 10 años antes a la edad premenopáusica en la que la familiar de la paciente fue diagnosticada con cáncer de mama.  Si a una mujer se le diagnosticó cáncer de mama a los 35 años, su hija debería hacerse su primer examen a los 25 años.

Factores de riesgo
Además de la historia clínica familiar, aspecto que será siempre muy importante para tomar en cuenta cuál es la edad en la que se debe iniciar un seguimiento médico, especialmente en los casos en los que el cáncer se presentó previo a la llegaba de la menopausia, alrededor de los 50 años. En este último caso, el riesgo es mayor.

Existen otros factores que se deben tomar en cuenta como la decisión de algunas mujeres de no dar lactancia materna. Esto se ha convertido en una tendencia últimamente. También se pueden mencionar hábitos no saludables como el tabaquismo o el consumo de alcohol. Existen muchos factores de riesgo que nosotros evaluamos en consulta, es por este motivo que cada caso se tiene que valorar de forma individual.

Existe un examen bastante preciso llamado BRCA 1 y 2 que son genes que producen proteínas supresoras de tumores, tiene una aproximación estadística del 72% con una mutación dañina en el BRCA 1 y 69% en el BRCA 2. Con este examen se puede determinar la posibilidad genética que tiene una mujer para desarrollar cáncer de mama y también de ovario. Este es un examen bastante costoso porque las muestras se envían a EEUU para su análisis. La CCSS tiene un protocolo estricto y específico para llevarlo a cabo en pacientes con un alto grado de riesgo de padecer de cáncer de mama. Sin embargo, al no brindar una certeza del 100%, siempre es necesario acudir a consulta para realizar las revisiones periódicas.

Mastectomía voluntaria como método preventivo
Recientemente, se conoció el caso de Angelina Jolie, actriz estadounidense, de quien se determinó que tenía una mutación genética que le daba un gran porcentaje de posibilidades de desarrollar cáncer de mama. Ella decidió voluntariamente quitarse las dos mamas.

En general, los profesionales especialistas en esta área de la medicina sugieren extirpar solo el tejido comprometido con cáncer y los márgenes alrededor de tejido cancerígeno. El objetivo es conservar la mayor cantidad de mama posible ya que no se ha podido demostrar que realmente en ninguna población que desarrolle esta práctica, mejore significativamente su calidad de vida. Sin embargo, la extirpación total de la mama es también una decisión de la paciente, aunque esto no la exime de realizarse exámenes con cierta periodicidad.

Se ha comprobado que en el caso de una metástasis del cáncer de mama, los órganos más afectados son los huesos, el cerebro y el hígado. Es en este punto en el que me gustaría mencionar que los estudios que afirman que es mejor dejar el tejido mamario deberían revisarse un poco más a profundidad en su muestra para tener un criterio más amplio y aplicable a distintos entornos. Pero, en todo caso, es decisión de la paciente si se realiza o no un procedimiento más invasivo.

Discusión
“Las mujeres que utilizan TRH al inicio de la menopausia tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mamá invasivo que mujeres que aparentemente nunca utilizaron TRH”.

Si se utiliza por un año o menos el riesgo es prácticamente insignificante, pero si se utiliza por 5 años o más, sí aumenta la probabilidad.  El riesgo es de 50% durante los primeros 5 años de uso y el otro 50% es durante los siguientes 15 años de uso posterior al dejar el TRH.
 
El incremento de riesgo es de 1 mujer de cada 50, si utiliza la combinación estrógeno y progesterona diariamente.  Si utiliza estrógeno diario y progesterona intermitentemente, el riesgo es de 1 mujer de cada 70.  Si utiliza estrógenos solos, el riesgo es de 1 mujer de cada 200.  Al llegar a una edad de 70 años libre de cáncer de mamá, la probabilidad de padecerlo es sumamente baja. Finalmente, podemos concluir que hasta el momento, el uso de la progesterona aumenta el riesgo de cáncer de mamá en mayor frecuencia que el estrógeno solo. Aun así, se debe valorar las principales causas de muerte y el estado de salud actual de cada paciente para que, partiendo de eso, se pueda determinar el riesgo-beneficio de su uso.

¿Cómo influye el estado de ánimo con respecto al cáncer?
El estado de ánimo va a influir significativamente porque tiene afectaciones a nivel hormonal, en la alimentación, o en un estado inmunológico debilitado. La depresión que se puede generar a raíz de alguna situación personal o de vivir con cáncer puede ocasionar disminución de peso, caída del cabello, brotes en la piel e incluso desórdenes en la menstruación. Por lo tanto, un mejor manejo de situaciones de estrés, impacta directa y positivamente en la salud de los seres humanos.

En conclusión, el aumento a nivel mundial en la incidencia de cáncer de mama ha sido un tema controversial.  La variación del tamizaje con mamografía de país a país, y la mayor conciencia poblacional con relación a factores de riesgo, en conjunto con cambios en estilos de vida a estilos más saludables, hace difícil distinguir si realmente hay un factor de riesgo de potencial mayor en la etiología de su desarrollo.

Contacto
Email: dra.lalybrickler1@gmail.com

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