En el marco de sus 80 años, una CCSS fortalecida trabaja por un compromiso social en salud
Richard Ordoñez | Revista SOMOS CR
La situación ocasionada por el COVID-19 puso en evidencia una serie de retos que la sociedad debe asumir, entre ellos, abordar el tema sanitario desde fuera de los hospitales y clínicas de la Caja Costarricense de Seguro Social. La salud pública es un proceso que nace del trabajo articulado entre todos los actores de la sociedad. Así, una pandemia como la que estamos viviendo, trae consigo angustia y pena, pero también grandes oportunidades.
Sobre este tema tan vinculante en la actualidad, hablamos con el Dr. Marco Vinicio Boza, especialista en Medicina Interna, Medicina Crítica y Salud Pública. El Dr. Boza es también uno de los voceros de la CCSS, quien con un carisma muy particular ha logrado ser unos de los proponentes más importantes de una institución que este año llega a su 80 aniversario.
¿Por qué, al analizar el tema humano detrás de la pandemia, no debemos centrarnos únicamente en los cuerpos de salud o de primera atención, sino también tenemos que analizar el tema desde una óptica global?
La palabra salud es muy interesante si se analiza incluso desde otros idiomas además del español. La palabra salud deriva de un término antiguo que significa “salus”, que a su vez deriva de otra lengua muy antigua que significa “salvación” y “santidad”. Entonces, algo sagrado tiene raíces filológicas que evocan a algo sano o salvo. Históricamente se ha reconocido que el estado de bienestar del que puede disfrutar un ser humano, de alguna manera tiene que ver con sacralidad o respeto por la vida misma.
Así, al analizar el tema de la salud, tenemos que ver algo más allá del cuerpo físico. En 1948, la Organización Mundial de la Salud analizó los derechos fundamentales de los seres humanos y decide dar una definición de salud: salud se entiende por aquel completo bienestar biopsicosocial. Esto significa que salud es bienestar físico, biológico, psicológico y social. A esto le tenemos que sumar la parte espiritual.
La salud del ser humano es un fenómeno colectivo, global y va más allá de las enfermedades físicas. Este tema de la salud es muy interesante y es al mismo tiempo la explicación de por qué a COVID-19 no se le puede entender o enfrentar desde una perspectiva solamente de centros de salud. COVID-19 está en el hogar, en la familia, en la comunidad, en la escuela y en el trabajo. Analizar esta enfermedad no puede quedarse solo en el padecimiento de la persona enferma, sino que también hay que analizar la situación de su familia, su situación laboral y la manera en que estas personas están manifestando su espiritualidad en su relación con otros seres humanos.
Sabemos que hay un porcentaje de la población que no tendrá síntomas. En Costa Rica, el 95% de las personas contagiadas podrían tener algunos síntomas de gripe. Si analizamos el manejo de COVID-19 ante la opinión pública solamente en los hospitales, estamos perdiendo la oportunidad maravillosa de ayudar a las personas a tener mejores estilos de vida y de ayudar a los demás en la comunidad.
Según lo que usted indica, y sin hablar de las personas que lamentablemente han fallecido, la pandemia nos brinda oportunidades como sociedad (todos los actores que intervienen en la sociedad)?
Exactamente. COVID-19 es un desastre sanitario, pero no es un desastre natural como un terremoto o un tsunami, por ejemplo. COVID-19 es un desastre mediado por la conducta del ser humano. Este virus vivía en los animales salvajes y no se sabe a ciencia cierta en cuáles, probablemente en alguno de los miles de murciélagos que habitan en Asia. Este virus adquirió ciertas capacidades biológicas, por evolución, y pasó de un murciélago a otra especie que sirvió de intermediaria. Entra en juego el ser humano que amplía el desarrollo urbano entrando en territorios que originalmente eran vírgenes. En algún momento, un ser humano entró en contacto con ese virus pero no se ha podido determinar dónde o cuándo.
Si solo nos enfocamos en lo que sucede en los hospitales, nos estamos perdiendo la oportunidad de experimentar un desarrollo humano integral y holístico. La salud de una persona va mucho más allá de lo que el cuerpo físico demuestra. Conforme fue avanzando la pandemia, la gente se encerró en la casa y comenzaron a deprimirse lo que ocasionó cambios de conducta que a su vez producen frustración. Simultáneamente algunas personas pierden el trabajo y caen en estados de ansiedad. Si unimos la depresión y la ansiedad, se genera violencia y en el período de mayor encierro, se triplicaron las denuncias por violencia doméstica.
Lamentablemente, algunos medios de comunicación se dedicaron a explotar la pandemia desde el miedo con propósitos comerciales y de mercadeo. Mientras que ha habido grupos sociales que identificando estas situaciones, han conformado grupos para apoyar a los poblaciones vulnerables desde la parte anímica manifestando respeto y amor por los demás. Esto último sí es humanismo.
La pandemia nos ha dado la oportunidad de rescatar hábitos importantes de higiene que han ocasionado una baja importante en muchas enfermedades, nos ha vuelto creativos en negocios y en la forma de ayudar a niños, ancianos y enfermos. También hemos tenido la oportunidad de que se creen proyectos solidarios enfocados en las personas que tienen que estar aisladas o que perdieron sus empleos. Hay muchas personas que llaman por teléfono a quienes necesitan hablar, otros van donde sus abuelos y se ofrecen a comprarles comida o llevarles las medicinas. Algo así es bello y espectacular.
Las empresas también tienen enfrente una oportunidad extraordinaria para darle a sus trabajadores mejores condiciones de trabajo. Por ejemplo, en el campo cafetalero costarricense es fundamental para la economía del país, y ahora estas empresas tienen muchísimas oportunidades de mejoría en el trato que les dan a las personas que vienen a recoger el café costarricense. Está la oportunidad de brindarles viviendas con agua y luz eléctrica más aun cuando estamos en una situación en la que el aseo es muy importante. Esta es una oportunidad para reconsiderar nuestros valores humanos.
Esto aplica también a la recolección del melón, a la zafra de la caña, cultivos de teca y muchos otros ámbitos en los que también se tienen trabajadores informales.
¿Cuáles son los sectores que mejor se han adaptado a esta situación?
Hay muchos grupos empresariales que se están adaptando muy bien y que están cuidando a sus trabajadores y a sus clientes. Ejemplos pueden ser los restaurantes, el sector turístico, transportes, entretenimiento. Estas industrias han redefinido desde sus bases la forma en que se atienen a los clientes, protegiéndose y protegiéndolos con todas las medidas sanitarias.
Desde un punto de vista de Salud Pública, ¿cuál sería un top tres de consejos para aprovechar las oportunidades que se nos plantean en este momento con miras a ser mejores como sociedad?
El techo que cubre este top tres es una idea muy grande pero tiene que cubrir lo siguiente: “La salud se construye entre todos”.
1. Responsabilidad ciudadana/individual: Como persona, ¿cuál es mi función, mi meta y mi propósito. De qué manera, con mi conducta, estoy mejorando este entorno costarricense? Cualquier acción, pequeña o grande que ayude a cuidarnos entre todos y mejorar la calidad de vida de todos En este punto me dirijo a los adultos.
2. El papel de la familia: La sociedad depende de la familia. ¿Qué estamos haciendo como grupo social para vivir bien y educar a nuestros hijos correctamente para que reine el trato humanista?
3. Grupos organizados: ¿Qué están haciendo los grupos organizados públicos, privados o religiosos por las personas de mayor vulnerabilidad?
La zona de Nicoya se considera Zona Azul a nivel mundial. Aquí viven personas que superan la mitad de la vida independiente del país. Resulta que los científicos se han dado a la tarea de estudiar por qué una persona vive más de 100 años. Los resultados fueron los siguientes: 1. Mantener un peso corporal correcto (responsabilidad individual), tener vínculos afectivos con la familia (responsabilidad familiar), mantener un proyecto personal de vida, mantener una vida activa físicamente, mantener actividades de distracción y relajación, mantener vínculo con la comunidad, tener un propósito de vida que vaya de mano con la fe que cada uno tenga.
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